Vivir en Familia: Un Gran Compromiso de Amor
 

Un llamado al compromiso
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Es muy importante hacer un compromiso, hoy. Esta plática va dirigida aquellos padres de familia que están viendo la necesidad en sus hijos. El gran llamado que hacemos hoy, es a hacer un compromiso. Que tú, papá, mamá, hagas un compromiso para con tu familia.

Cuando una persona se casa, realmente lo que está asumiendo en un gran compromiso, eso es lo que hay que tener siempre en mente. Cuando celebramos el contrato matrimonial, se nos está llamando a comprometernos con otra persona, en este caso, con nuestro cónyuge y naturalmente, con los hijos que se añadirán a esa unión.

Ahora bien, estemos conscientes de que los compromisos siempre conllevan responsabilidad, cualquiera que sea su naturaleza. Hablando del matrimonio, el compromiso permanente que se hizo al inicio, es el fundamento sobre el cual va a perdurar esa unión. Precisamente por eso es que hoy en día, muchos matrimonios fracasan, porque no saben sostener un compromiso.

Se nos ha enseñado mucho -de hecho, es un problema de tipo cultural en México- a “darle la vuelta a los problemas”, es decir, a evadir compromisos, a simplemente vivir la vida y darle rienda suelta a los deseos, sin preocuparse por las consecuencias y sin hacerse responsable de los actos.

Pudiéramos decir que la gente vive con una alergia: son “alérgicos al compromiso” y por eso se vive en mucha mediocridad, por eso muchas cosas en el país no salen bien, porque la gente evade sus responsabilidades. Como no hay a quién darle cuentas, las personas no asumen compromisos y mucho menos se hacen responsables. 

Y esa falta de compromiso también se sufre en la familia. Si la persona no está comprometida con sus hijos, si no está comprometida con su esposo, nunca les va a dar el 100% de sí misma, es decir, no le va a importar si sus hijos no comen, si no se visten, si son educados o no, si es fiel a su pareja o si el día de mañana aun la llega a infectar con un enfermedad de transmisión sexual… no le va a importar nada, y en una sociedad así, las cosas no funcionan.  

La familia, como ya lo hemos mencionado en otras ocasiones, es el lugar en donde podemos encontrar unidad, armonía y afecto, donde podemos formar a los hijos, donde podemos encontrar un ambiente de amor. Pero definitivamente, para poder hacer todo eso, se necesita compromiso.

Tener una familia feliz, no es cuestión de suerte, sino de compromiso diario. "Me tocó un buen marido… una buena esposa… buenos hijos", no es así. La realidad es que para tener una familia feliz se requiere trabajo, esfuerzo, paciencia, mucho amor y dedicación, lo cual a su vez se logra cuando hay un compromiso diario. 

Si no hay un compromiso diario, la familia no va a obtener los resultados que usted quiere, no va a poder ser jamás una familia feliz. En cualquier aspecto de nuestra vida, esa es una ley. Hasta en los deportes, por ejemplo, si usted quiere progresar, necesita esforzarse comprometidamente, por mucho tiempo. No puede simple y sencillamente tirarse a la hamaca y esperar que sus talentos lo saquen adelante.

Es cierto, hay gente que tiene el don para hacer determinadas cosas, eso no se niega, pero insisto en el ejemplo: hay equipos de fútbol que han alcanzado grandes victorias porque están conformados por personas que además de ser muy talentosas, son disciplinadas, son perseverantes, esforzadas, y que aun compensan su posible falta de don o talento, con esfuerzo, trabajo, dedicación y tenacidad.

En las empresas, en el trabajo diario -cualquiera que éste sea- se demanda mucho trabajo, mucho esfuerzo, y aun mucha disciplina. Empresas que han logrado mucho, tienen un equipo de personas que han trabajando con dedicación, que se han capacitado para ser mejores, y con perseverancia logran éxito por encima de grandes obstáculos.

Lo mismo ocurre en la familia, la cual no es un lugar donde las cosas se dan por arte de magia, sino que igualmente, hay que trabajar para alcanzarlas. Si queremos hijos obedientes, hijos disciplinados, responsables, se necesita trabajar en eso, serles ejemplo y dedicarse a criarlos. Se necesita un compromiso de sus padres.

Hemos dicho que los hijos cuando nacen, no saben hacer las cosas. Encontramos casos muy tristes e indignantes de padres o madres, quizás de treinta años de edad, quienes en esos años de vida y experiencia han aprendido a hacer muchas cosas, pero luego les piden a sus hijos determinado encargo, sin haberlos instruido previamente, y asumen que ya deben saber hacer aquello, cuando no es así.

Y resulta que cuando el niño o el joven no lo pueden hacer, o aun cuando ponen todo su empeño en hacer esa tarea, entonces el padre o la madre se molesta y hasta los regaña, a veces hasta puede llegar a lastimarlos en un arranque de ira, y los hijos, que con sinceridad querían servir a sus padres, se ven frustrados, se decepcionan y son muy tentados a la amargura, a la ira… todo ello porque tú no te has dado el tiempo para enseñarlos, y entonces empiezas a desintegrar tu propia familia.

Estamos entendiendo pues, que todo lo que deseamos vivir y levantar en familia, requiere de un compromiso.

Matrimonio, un compromiso para siempre
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