Vivir en Familia: Un Gran Compromiso de Amor
 

Matrimonio, un compromiso para siempre
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Muchas veces la gente piensa que el compromiso se hizo solo para un día, hace muchos años, en un evento llamado "boda". Ese día invitaste a tus amigos, a tu familia, a presenciar un momento muy hermoso en tu vida, y era un anhelo en ti, al igual que en muchas personas en este mundo, casarte y tener una familia, formar un matrimonio.

Y ahí, delante de las personas que tú más quieres, te comprometiste, diste un mensaje muy serio a la sociedad: "Yo voy a ser fiel, voy a estar con mi cónyuge en las buenas y en las malas, hasta que la muerte nos separe."

Pero estimado amigo, eso es apenas el primer escalón -y tal vez es el escalón más sencillo en la vida matrimonial, la ceremonia de boda- pero ese compromiso familiar, empezó ahí y no ha terminado. El compromiso con tu pareja, el compromiso con los hijos que nacieron a ese matrimonio, lo hiciste para toda tu vida. Ese contrato, ese anillo que llevas, es una señal que te recuerda tu compromiso día con día. Tú dijiste: “estaré ahí en las buenas y en las malas”, y debes cumplirlo.

Vivir en familia, es vivir cumpliendo un compromiso. Observa tu anillo de casado. Ese anillo, te recuerda algo: que tú hiciste un pacto, en el cual diste tu palabra públicamente. Y bueno, para no errar en ideas fuera de contexto, quiero poner un ejemplo de lo que significa adquirir un compromiso:

Cuando celebramos un contrato de trabajo, desde ese momento nos comprometemos a trabajar para una empresa, a cumplir sus reglamentos, a trabajar de la mejor manera posible en ella, de la manera más responsable, más diligente, con tal de alcanzar sus metas y objetivos, para hacerla crecer, etc.

Es un compromiso que se asume de manera voluntaria y en donde cada quien tiene su parte: como empleado gozas de beneficios, de un sueldo y otras prestaciones, pero a la par, la empresa exige cumplimiento, nos demanda un esfuerzo permanente mientras formemos parte de ella, para apoyar con toda nuestra capacidad, y cumplir cada una de aquellas cláusulas que aceptamos al firmar nuestro contrato laboral.

En un matrimonio no es muy distinto. Te comprometes a ser fiel, a hacer feliz a tu cónyuge, a criar y a hacer felices a tus hijos. Y cuando digo “darles felicidad”, no me refiero a darles cosas materiales, sino al bienestar que experimentan los hijos al estar con sus padres, y el cónyuge al convivir diariamente con su pareja.

Realmente, la felicidad del cónyuge es estar con su pareja, es disfrutar ese pacto de fidelidad, exclusividad y compañerismo, de poder platicar, ser transparentes, de compartir las victorias, de llorar juntos, y de resolver juntos los problemas que se pudieran estar enfrentando.

Ahora, el anillo si tú lo ves, es un círculo y ese círculo es algo continuo, es una figura que si la observas, puedes darle vuelta y vuelta y nunca termina, eso es una hermosa figura de que así es un matrimonio: algo continuo, algo que nunca termina. Es una figura que nos hace entender, "hiciste un pacto para siempre", un pacto cuya vigencia es entre tanto tengas vida y estés en este mundo. Es un pacto que celebraste por tiempo indefinido.

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