Por: Dr. Sergio H. Canavati Ayub

Cuando el adolescente se comunica con nosotros, van envueltos sus sentimientos, actitudes, puntos de vista y opiniones. Al responder de una manera que demuestre que entiendes cómo se sienten, la probabilidad de que él continúe hablando será mayor. El adolescente que siente que sus padres entienden sus sentimientos se podrá relacionar mejor con ellos y platicar más frecuentemente.

Busca los sentimientos más íntimos de tu adolescente; este problema es un poco más difícil que los que hemos tratado anteriormente porque envuelve el interpretar y entender el significado de la conversación que tienes con tu hijo.

Algunas veces, cuando el muchacho está platicando, pudiera tener emociones escondidas detrás de lo que está diciendo, pero si nos enfocamos solamente en sus actitudes y palabras, no podremos ver sus verdaderos sentimientos. Así que, es necesario que veamos los sentimientos escondidos detrás de las palabras para poder responderles efectivamente y seguir manteniendo la comunicación.

Supongamos que un padre le dice a su hija que el sábado la va a llevar a su primera lección de manejo. Naturalmente, ella estará tan contenta que casi no puede esperar hasta el fin de semana. Pero el fin de semana hay una tormenta y se predice un día de lluvia.

No importando las condiciones, la muchacha le dice a su papá: “vamos a manejar”. El papá le explica las razones por las que no pueden manejar en la lluvia; sin embargo, sus explicaciones no la satisfacen y aún persiste. El padre vuelve a explicar las razones y añade otras más, pero la muchacha sigue insistiendo y se molesta por la decisión de su papá.

Un muchacho llega muy enojado a su casa, azotando las puertas y diciendo: “Fulano de Tal es un tonto, es la persona más tonta que conozco”. Después de escuchar al muchacho gritando por un rato, su mamá le pregunta: “¿qué te pasa?”. Él le explica que ese señor le dijo que le iba a pagar si le lavaba y aspiraba el auto y después que terminó el trabajo, no le pagó.

Como el muchacho siguió hablando de eso, la mamá le dijo: “ya no actúes más así, controla tu temperamento; ya no azotes las puertas, porque si las rompes, las vas a pagar”.

En estos ejemplos, los padres se están enfocando únicamente en el comportamiento del muchacho y en sus palabras y no en los sentimientos que están detrás de esas acciones o de lo que están diciendo.