La Violencia y la Televisión I
 

La televisión: ¿espejo o promotor de la violencia en la sociedad?
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Trataremos de contestar esta pregunta. Mucha gente afirma que la violencia es parte inherente de la sociedad, pues vivimos en un mundo violento, y por lo tanto, la televisión, como medio de comunicación, debe informar a la gente al respecto, reflejar lo que está pasando en la sociedad.

¿Pero hasta dónde es realmente un reflejo, o hasta dónde puede ser un detonador de la violencia en la sociedad? ¿Hasta dónde no solamente refleja sino promueve la violencia al estar exhibiendo ese tipo de sucesos?

De acuerdo con el Estudio Nacional de la Violencia en la Televisión, existen evidencias empíricas que apoyan diversas teorías sobre los efectos de la exposición a la violencia en los medios, mismas que pueden agruparse en 3 principales rubros y hoy nos enfocaremos al primero: La afectación en las personas.
 
Hace pocos años, un muchacho en un pueblo estadounidense quemó vivo a un vecino suyo, porque había visto hacer lo mismo en un episodio de una serie de adolescentes, de caricaturas, en una serie de televisión por cable.

Episodios como ese, donde la frontera entre la ficción violenta y la realidad trágica se mezclan y como que no hay una claridad en la percepción del televidente adolescente, incluso niños, se han venido repitiendo en diversos sitios del mundo.

Esto es algo que día con día crece. De pronto un joven observa una escena del televisor y después quiere experimentar lo mismo en la realidad. Esto nos da un parámetro de que hay un efecto en la vida de las personas cuando observan hechos violentos en la televisión.

En ese mismo estudio se agruparon los efectos que recibe la persona de la televisión y se encontró lo siguiente: Cuando una persona es expuesta a la violencia en la televisión, aprende a comportarse de manera violenta.

Puede tener un efecto didáctico, es decir, que es una forma de aprendizaje, puede enseñar al público un repertorio de comportamientos violentos a los cuales recurrir en la vida real. Este efecto de imitación o aprendizaje se da principalmente entre los pequeños, quienes están aún en etapa de formación, pero no se limita a ellos.

La probabilidad de que ocurra este efecto es particularmente mayor si la violencia televisiva es cometida por personajes atractivos; si no se castiga y o se premia la conducta violenta de los personajes; si se utiliza el humor como acompañante de la violencia; o si se representa la violencia de manera justificada.

Si a eso también le agregamos que se premiaba la conducta violenta del personaje, o si se utilizaba el humor como acompañante de la violencia, o si se representa la violencia de manera justificada, hacía más grande el efecto en la vida de la persona que estaba viendo el programa.

También ocurre el fenómeno del “justiciero injusto”, aquél héroe cuyo énfasis es detener a los hombres malévolos, pero también actúan fuera de la ley, es decir, con violencia destruye la violencia del malo.

Una segunda manera de ser afectado es que el televidente comienza a ser más insensible a la violencia.

Ocurre una reducción en la capacidad de la persona para reaccionar ante la violencia en el mundo real, lo cual lleva al individuo a reducir el sentimiento de empatía y preocupación por las víctimas de actos violentos. El efecto es mayor si ocurre una exposición repetida a contenidos de violencia gráfica y de una duración más grande.

Empatía es sentir lo mismo que el otro, la persona se empieza a familiarizar en el ambiente violento. Es como si de pronto todos empezáramos a estar en un sueño pesado en donde ya nadie reacciona.

Hoy en día los abusos, los homicidios se suceden cada vez con mayor frecuencia y la sociedad como que se ha amoldado, como que simplemente ha empezado a guardar silencio o se ha resignado a vivir con ese tipo de informaciones y de eventos que ocurren cada vez con mayor frecuencia. Pareciera que la sociedad ya no se alarma por lo malo, al contrario, dedicarse a hacer el bien y a actuar con honestidad es lo asombroso.

La tercera manera de ser afectado es que el televidente comienza a tener una reacción de miedo o se siente vulnerable para ser atacado.

Las personas que se exponen mucho a la violencia comienzan a ser más temerosos de ser atacados, es decir, empiezan a entrar en un estado de paranoia en donde empiezan a tener temor de todas las cosas.

Ese miedo se generaliza entre los espectadores a la hora de ver un programa de televisión violento que les hace creer que el mundo es más violento y peligroso de lo que realmente es.

Este miedo ocasiona que las personas no puedan disfrutar de la vida, pues se ven a sí mismos continuamente como víctimas o víctimas potenciales de la violencia. Empiezan a creer que la sociedad vive en un estado de violencia tal que es más exagerado de lo que la realidad es.

¿Qué es la violencia?
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