Lo que debe formar un padre en sus hijo III Parte: El dominio propio (en sus posesiones y en su lengua)
 

Del tesoro del corazón salen nuestras palabras
 

Por: Lic. Eduardo Alvarado

En este mismo punto, me gustaría citar que una forma ideal para que aprendan también la importancia de hablar las palabras de manera correcta y no dañar a los demás, surge cuando por ejemplo vemos alguna película o video (inclusive artistas o conductores de noticias en radio y televisión),  y se muestra cómo los actores o personajes,  hablan cosas que afectan a los demás y aún podrían dañar nuestras almas al estar escuchando frases en las que se menosprecia la dignidad de las personas  usando el lenguaje que es tan común en nuestros días, y que está muy lejos de traer algo bueno para nuestra edificación.

Lo malo, se aprende más fácilmente que lo bueno. Enseñemos a nuestros hijos el valor de las palabras cuando se usan para construir y no para destruir.

Nuestros jóvenes están perdiendo la capacidad de trasmitir ideas y conceptos coherentes, por muchos factores externos. Enseñemos  en casa estos valores. Démosles la capacidad de expresarse  para que los demás sean edificados. Con ello les estaremos trasmitiendo también una idea, en cuanto al valor de las personas que son dignas de respeto al hablar  lo correcto en el momento adecuado.

En la aplicación espiritual de este tema, mencionaré la Escritura en Mateo 12: 35-36:

“El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas  yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio…”.

Se habla de un hombre bueno que, teniendo un depósito el cual aquí se menciona como “un buen tesoro”, (y sabemos lo que es un tesoro), de ahí saca buenas cosas. Siempre tiene una palabra adecuada para el momento exacto; pero se menciona también, un hombre malo, y también tiene un tesoro, pero este tesoro no es bueno, y de ahí saca malas palabras, malas sospechas, palabras vanas.

El corazón siendo malo, no habla cosas buenas, y de ello se dará cuenta en el día del juicio. Trabajemos entonces padres, para que nuestros hijos adquieran un buen tesoro. Esto es invaluable.

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