Por: Dr. Sergio H. Canavati A.

El día de hoy hablaré del vacío que lleva el hombre dentro de sí mismo, que lo induce o lo lleva también a la depresión. Y voy a definir vacío como aquella parte que Dios creó, la parte espiritual del hombre cuando ésta no es llenada por Dios, y se encuentra vacía y expuesta a una gran soledad y aislamiento, que genera también depresión.

Ustedes saben que hemos dado abundantes bases científicas, no hemos parado de hacer revisiones médicas, escritos científicos sobre la depresión; lo más actualizado, lo hemos tenido en nuestro programa.

Sin embargo, quisiera hacer un paréntesis estos días para hablar sobre la importancia del vacío del hombre. Quiero decirte que la Escritura dice que Dios hizo al hombre en tres partes:

“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.              

(1ª Tes. 5:23)

Voy a leerlo de nuevo: “y el mismo Dios de paz os santifique por completo”. Está hablando de que el ser humano completo es, y todo vuestro ser – continúa -  espíritu, alma y cuerpo

Dios hizo al hombre espiritual. La parte más externa del hombre es el cuerpo, es precisamente lo que observamos más externo de nuestro ser: nuestras manos, nuestro rostro, nuestros pies, nuestro cuerpo.

Con él podemos ver hacia el exterior, podemos observar los colores, el firmamento, podemos comunicarnos con el mundo exterior; pero, sin embargo, también existe el alma y el alma es nuestro ser psicológico, interno, el yo. Es el asiento de las emociones, el alma es precisamente aquel lugar donde sonreímos, lloramos, estamos tristes, decidimos hacer cosas, en fin.

Y lo más profundo de nuestro ser, se conoce como: el espíritu, y el espíritu es aquella parte profunda e interna del alma donde estamos conscientes de la existencia de Dios, nos da conciencia de un ser supremo llamado Dios.
 
Cuando el hombre vive vacío, vive sin Dios y créeme que no quiero hablar hoy de religión ni de religiones, sino de una gran realidad, y esa gran realidad no es otra cosa más que el vacío que muchísimas personas llevan dentro de sí mismos, que no han podido llenar aún y que los hace tan insatisfechos, etc. que buscan llenarlo y fracasan en su intento.

Quiero decirte que cuando Dios creó al hombre, Dios lo creó para propósitos de Él. En otras palabras, cuando el hombre no vive en los propósitos de Dios, el hombre está vacío.
Cuando él vive haciendo lo que Dios quiere, los propósitos de Dios, el hombre está lleno. Aquella parte espiritual se encuentra llena y se encuentra llena de Dios precisamente.
Quiero decirte que el hombre, entonces, es un ser real, formado en tres partes principales, como lo indican la sagradas escrituras, espiritual.

Mi cuerpo es de origen divino, Dios lo creó, no es un accidente de la naturaleza, es una creación perfecta, gloriosa, de Dios, y quiero decirte que Dios, el ser supremo, el creador, el eterno, el todo poderoso creó al hombre para que el hombre primeramente lo conociera a Él, lo sirviera y lo adorara.

Cuando el hombre cumple esos propósitos: conocer a Dios, servir a Dios y adorarlo, el hombre está lleno, completo, jamás experimentará el vacío que trae una vida lúgubre, oscura, triste, deprimida y con muchos fracasos.