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La Soledad, gran dolor de nuestra época
¿Aprender a vivir solos o animarnos a buscar relaciones?


La pérdida de relaciones

Hay quienes consideran que la Soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones.

Es decir, si nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, existe una mayor probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos, son menos entusiastas y empáticas.

En general, las personas con sufren de los nervios (neurosis, neuróticos) se muestran convencidas de que no resultan amables ni dignas de ser apreciadas, y rechazan cualquier tipo de amigos potenciales con el objetivo de protegerse a sí mismos del posible rechazo.

La Soledad implica perder la relación tanto con aquellas personas significativas (matrimonio, padres, hijos, amigos), como con otras personas con quienes interactúa de forma regular (compañeros de trabajo, clientes, vecinos, otros parientes no cercanos).

El perder relación con otros, es el elemento más fuerte de la Soledad. Es por ello que a la Soledad se le define como la carencia de compañía, que produce en la persona constantes estados de tristeza, desánimo y pesimismo.

La ausencia de un ser querido

Uno de los factores desencadenantes de la Soledad es la pérdida de un ser querido, ya sea por la separación de la pareja, el fallecimiento de un ser querido, u otra causa análoga.

Soledad es la carencia de compañía que produce en la persona constantes estados de tristeza, desánimo y pesimismo.


Es muy normal, cuando desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado mucho, o que ocupaba un lugar especial para nosotros, que nos invada una particular sensación de soledad, un vacío, una nada enmudecida que nos sume en la tristeza y la desesperanza. Esto es normal pues somos humanos y tenemos sentimientos.

De hecho debemos entender con humildad que somos seres sociales y necesitamos de los demás para disfrutar la vida.

La pérdida de un ser querido es irremplazable pero no debe ser irreparable. Ese hueco o, más bien, su silueta, quedará ahí, grabada en nuestra memoria. Pero si luego de sentir la tristeza nos proponemos superarla a base de confianza y esfuerzo propio, podremos tomar fuerzas para establecer nuevas relaciones que cubran al menos parcialmente ese déficit de amor que la ausencia del ser querido nos ha causado.

Evitemos que la ausencia de esa persona amada
se convierta en una ausencia o pérdida general de relaciones.

En este espacio nos estamos refiriendo a la Soledad Emocional, es decir la pérdida de una persona muy amada por nosotros; este tipo de Soledad es muy doloroso.

Es aquí cuando debemos ver al sentimiento de Soledad como un reto, una dura experiencia que en lugar de llevarnos a la depresión y al desánimo, debe tornarse en una lección para aprender a resistir el dolor sin quedarnos bloqueados.

Nunca olvides esto: Quien sabe salir del dolor está preparado para disfrutar la plenitud en momentos venideros.

Quien sabe salir del dolor está preparado para disfrutar la dicha en momentos venideros.

Generemos entonces recursos y habilidades para continuar transitando satisfactoriamente por la vida a pesar de la dolorosa pérdida que acabamos de sufrir.

¿Cómo? Debemos interiorizar y controlar el dolor reconociendo a éste como parte inherente a la vida, pero aprendiendo a no temerle y a no mantenernos al margen del sufrimiento como si se tratara de una debilidad o incapacidad.

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