El divorcio y sus efectos en los hijos
 

Más consecuencias del egoísmo
 

Por: Ing. Gilberto Sánchez

Estamos entendiendo que el divorcio no es cosa pequeña, y no es un juego buscar su propia felicidad a costa de la vida de sus hijos. Así que medítelo y piense que tan justo está siendo usted con la vida de ellos.

La verdadera felicidad consiste en darse, cumplir con sus compromisos y responsabilidades, que es lo que le va a dar una conciencia en paz que le va a retribuir en el amor de aquellos que usted está amando, porque un hijo es agradecido, un esposo o esposa reconocen el amor que se les brinda.

Pero si lo que usted está sembrando es odio, es abandono, es traición, pues eso es lo que va a cosechar. El día de mañana no va a estar en paz, ni con mil mujeres, ni con mil hombres, ¿por qué? Porque no está haciendo bien las cosas.

Usted sabe perfectamente que no está amando, que está causando dolor a los demás. Y eso, es lo que usted va a cosechar.

Otras consecuencias en los hijos de padres divorciados:

  • Existe mucho resentimiento y amargura. Los hijos ya no quieren a la persona que se fue y lo peor de todo: cuántas veces el padre o madre que se va, se va acusando al cónyuge. “Es que por culpa de tu madre yo me fui con otra persona porque ya no me atendía.”

Lo que hace es verter toda la queja y amargura al muchacho. Y el muchacho se amarga con los dos y a veces, justifican al que se fue.

  • Otro de los efectos es que siguen el mal ejemplo. Como ya vimos, en Estados Unidos, la generación actual de niños ven el divorcio como algo normal.

Cuando un padre se va de la casa, se refuerza la idea en los hijos de que el divorcio es algo correcto, que es la etapa final dentro del “proceso” de la vida matrimonial.

Se hace ver que la felicidad personal está por encima del compromiso. Los hijos entienden que para ser felices pueden abandonar a quienes más los aman causándoles un profundo daño, y seguir adelante como si nada hubiera pasado.

  • Los jóvenes que no tienen un padre se están volviendo muy insensibles al sufrimiento humano. Se vuelven muy insensibles porque lo que entienden es que la vida de los demás no vale nada. Ese es el ejemplo que se da cuando se abandona a otra persona: “no me importas, no me interesas, no vales nada para mí.”

Todos los seres humanos tenemos una dignidad y valemos; por lo tanto, todos debemos ser respetados y si a una persona se le debe un compromiso, hay que cumplirle.

Hagamos frente a los problemas
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