Por: Ing. Gilberto Sánchez
La familia logra mucha armonía cuando todos cumplen con su responsabilidad. Las personas son responsables con aquello que aman, que aprecian. Así es que amor y responsabilidad, van siempre de la mano en nuestro desempeño familiar.
Hemos visto pues, que en la familia hay muchas necesidades sí, pero sobre todo hay una gran necesidad de amor, la cual debe ser suplida por todos, hacia todos.
Como humanos, todos necesitamos ser amados y amar. Es muy importante suplir ambas necesidades como padres de familia y como esposos. Hay necesidades en casa como el afecto y la compañía: el cónyuge y los hijos tienen necesidad de afecto, de escuchar con sinceridad un “te amo”, “te aprecio hijo”, “te extrañé ahora que estuve fuera, cómo anhelé tu compañía”, de modo que se sientan apreciados unos por otros.
Recordemos que la familia es un equipo, y cuando están juntos y viven en armonía se expresan amor, eso es lo normal, y cuando están separados, es normal que se extrañen, que echen de menos los detalles afectivos del integrante ausente.
También hay necesidades de comprensión en la familia las cuales hay que suplir: que haya empatía entre unos y otros, que se entiendan las necesidades, que se entiendan cuando se cometen errores, que se sepa luchar juntos por suplir las necesidades materiales y de superación en el hogar. Porque los hijos van creciendo y las condiciones deben ir mejorando, la familia debe siempre estar en crecimiento, tender a cosas buenas, tener metas que alcanzar.
Como padres de familia debemos estar siempre conscientes de cada una de las necesidades que hay que suplir responsablemente en casa: de alimentación, de salud, de educación, afectivas… todas estas cosas deben estar cubiertas y para eso se necesita una ser una persona responsable.
Dice un proverbio, de las Sagradas Escrituras:
“Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio;
La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor,
Prepara en el verano su comida,
Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.”
Proverbios 6: 6-8
Un gran ejemplo nos dan las Escrituras: es muy ilustrativo ver a las hormigas cómo andan solas, andan caminando, hasta exponiendo su vida con tal de suplir el alimento para su colonia. “Mira a la hormiga y sé sabio”, dice la Escritura. Que sin necesidad de capitán, trabajemos para suplir las necesidades en casa con responsabilidad.
Y tengamos en cuenta que como familia, somos un equipo. Dice la Palabra de Dios:
“Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero;
pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante.
También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente;
mas ¿cómo se calentará uno solo?
Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán;
y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.”
Eclesiastés 4:9-12
Qué hermosas son esas familias en las que todos tienen sus responsabilidades cumplidas, cuando todos tienen compromiso, cuando todos asumen su responsabilidad. Porque como vemos en este pasaje lleno de sabiduría: el trabajo entre dos, tiene mejor paga, se pueden ayudar, sus hijos van a salir mejor criados porque se están apoyando el uno al otro, cada quien cumple con su deber, cada quien cumple con su responsabilidad y levantan un ambiente hermoso en casa, un ambiente que levanta a sus hijos y si alguno tiene problemas, ahí está el otro, para ayudarlo.
La familia es el mejor equipo, que demanda responsabilidad de cada integrante. Si tienes una esposa responsable, dale gracias a Dios que hay alguien que te puede ayudar, y si las cosas no están marchando bien, qué importante es que vayas a Dios, recordando que lo primero que debemos hacer es asumir nuestra responsabilidad. Si tienes un marido responsable, dale gracias a Dios también.
Si se quieren arreglar las cosas en casa porque hay un problema en el matrimonio o en la familia, pues empecemos primero asumiendo nuestras responsabilidades, haciendo nuestra parte, y confiemos en Dios y empecemos a tomar decisiones por el bien de la familia.
Que Dios les pueda ayudar, dirigir y hacerles entender la responsabilidad para con sus vidas y para con sus familias. Sin responsabilidad, sin compromiso, las familias no sobreviven, porque los matrimonios y las familias, necesitan ese ingrediente: la responsabilidad, que es una de las bases del amor verdadero.
El amor nos lleva a ser responsables. Los padres de familia que aman, son aquellos que cumplen sus compromisos y ven la manera de suplir las necesidades de los suyos. |