Formemos hijos con virtudes
 

La virtud de la amistad
 

Por: Profr. Roberto Durán

La primera virtud de la que quiero hablar es la amistad. ¿Qué es la amistad? Es una relación de compañerismo entre personas, en la cual interviene un ingrediente llamado intimidad. Cuando alguien ha desarrollado una amistad con otra persona está intimando, abriendo su corazón, sus pensamientos y sus secretos, de los cuales hace partícipe a aquella persona a la que llama amigo.

Podemos comparar la amistad con un vaso frágil de cristal, que cuando se quiebra ya no vuelve a ser lo mismo; se pueden pegar los pedazos, pero ya no vuelve a ser esa pieza única. Así de importante es la amistad. Cuando usted desarrolla esa virtud en sus hijos, la primera persona que sabrá lo que ellos piensan, sus angustias y preocupaciones será usted.

La gran mayoría de los padres no ha sabido desarrollar esta virtud en sus hijos, quienes tienen más confianza con un compañero de clases o un profesor, que con sus padres. La verdad es que la amistad está tan desgastada que muchos padres llegan a conformarse con llevar a sus hijos a un restaurante, comprarles un juguete o simplemente estar un tiempo con ellos, pero no tienen esa intimidad y esa relación de confianza.

Desarrollar esta virtud comienza en casa. Cuando se vive esta amistad hay confianza para arreglar los problemas, hay una comunicación abierta y profunda, en la que los padres podrán estar al pendiente de ellos. Usted necesita formarla, no nace y brota sola, es algo que se va desarrollando. Cuando sus hijos entienden esta virtud podrán escoger correctamente a sus amistades.

Usted, cuando tiene un problema, inmediatamente busca a un amigo con el cual desahogarse. A veces los problemas ni se arreglan, pero el hecho de que un amigo esté cerca para escucharnos y darnos unas palabras de aliento, nos da ánimo, nos consuela y nos da un nuevo deseo de seguir adelante. Por eso, traicionar una amistad es sumamente doloroso.

La amistad requiere de constantes cuidados, como una planta. Cuando usted la abona, la riega y la cuida, tendrá flores hermosas; pero cuando lo descuida se convertirá en un sequedal y en una molestia a la vista. La amistad no es casualidad, se fomenta y se cultiva.

Forme esa virtud en su familia, porque hoy en día ya no hay amigos, vivimos en un mundo de caos y desconfianza. Fomentemos la amistad en nuestros hijos para que cuando ellos sean adolescentes o adultos puedan escoger a sus amigos correctamente.

No en vano hay un dicho que dice: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Si una persona se junta con gente responsable, trabajadora y honesta, los demás ven a una persona que sabe escoger a sus amistades.

Pero hay muchos jóvenes para quienes sus verdaderos amigos son el drogadicto, el cantante de rock que no tiene valores o cualquier persona. Tristemente, esas malas amistades pueden corromperlos de manera, muchas veces, irreversible.

La comprensión o empatía
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